Mientras se condena a muerte a Sadam otros tenemos fundaciones Juan March.. Estamos en democracia

¿Y el que tomó de otros tantas vidas se asusta de que le condenen a él a muerte? Ahora me gustaría que se pronunciasen los enemigos de la tal pena. ¡Que es muy distinto ser enemigo de eso, de que cada hijoputa reciba en grado parecido a lo que dio --Desde luego al Sadam ni a ninguna otra bestia de su calibre le revertirán jamás en igual número y grado sus bestialidades, sopena los tormentos anímicos de otra vida-- o ser enemigo de lo que lo es una: la injusticia llevada a estos terrenos de lo que se supone ley para asesinar inocentes cual los corredores de la muerte en los países donde lo único que interesa es el dólar y dejémonos de legalidades, cuánto más dejada la justicia!
Y con la condena a muerte de Sadam ¿se saldan los Pinochet y los Kissinger, éste último elevado a todas las efemérides del hacer político cual Príncipe de Maquiavelo y tan responsable de toda la sangre vertida en Chile, sangre en las manos que fue premiada con el Nobel de la paz? ....Insulto. ¿Saldamos los Franco, los Juan March, el que le puso la maleta llena de billetes para el avioncito le llevase de Canarias a las Africas a levantar las tropas y para ingresar en la cuenta Suiza por si la aventura salía mal, los saldamos, como aquí ha hecho la democracia sumando más años a la sucia paz franquista que ya va por más de los cincuenta años que celebran fundaciones para todas las malas artes, ya que de semejante sitio subvencionadas, protegidas, artes malas, en el nombre del sr. que puso la maletita a disposición del que no titubeó ante el genocidio, perpetrarlo, a cambio de dinero fama, poder que siempre movió a la mediocridad para desde ahí silenciar la valía?
Ciertamente muchos fueron, son, los dignos de condenárseles a muerte que terminan sus días de fundación para todas.... Así tenemos las artes que tenemos si de esos domicilios subvencionadas protegidas. Así ha llegado a ser uno y lo mismo palabra-mentira, arte-tomadura-de-pelo.
Por supuesto yo que no tomo el pelo a nadie, sino que tantos me tomaron, y sin mi permiso, mi enterita vida, no aspiro a ninguna beca de esa institución o cualquier otro ministerio de cultura, ¿me permiten que escriba con minúscula? Aunque yo sí les regalo algo: el vínculo del título para que opriman y encuentren allí entre las celebraciones del cincuenta aniversario de la tal fundación, historia resumida cual la que acabo de relatar aquí yo.