se empieza.
Al igual que Islam, cristianismo y otras políticas "culturas" son una inaceptable repugnante agresión de menos de la mitad del mundo que son los machos a más de la mitad de ese mundo que es la mujer, sea, siempre a la fuerza o por desgracia del nacimiento, o no sea del Islam. Y ya hemos dicho en mi diario en "Olvidada ternura" o en "Solo veo rosas" ya.com, que si en algún país del mundo "cultura" se ensayara la creencia y la actuación que menoscabase en su "dignidad" (por dudar de si la tengan, entrecomillo. ¿qué dignidad vergüenza puede tener, qué respeto merecerse el que trató a la que le pariera y le ofreciese vida tan facilitada y mano de obra gratuita en forma de hijos, y sobre todo en forma de ella, coño gratuito paridor, chacha gratis, como algo sin valor?) al machito, le rebajase a ciudadano de ninguna categoría desde su falocrático pedestal, ¡qué caída para ellos!, se armaba la de dios, o sea declaración de guerra de todos los demás países de la Tierra contra ese agresor de los derechos-jamás-discutidos-sino-todo-lo-contrario del pene, instrumental y sus portadores para el cual la condición femenina que hasta hipócrita-neciamente "eterna" dijeron de ella, no fue más que un agujero en que depositar su mierda.
¿Estamos o no estamos en nuestra libertad de expresión al decir "los moros machos" o los "machos moros", tal que escribiéramos en "Solo veo rosas", y a pesar de la muerte del cineasta holandés, que tampoco es que dijésemos fuese ningún paladín de la justicia las libertades?
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