Cuántas lágrimas amargas derrama el comprobar que al final de todas las derrotas... no estaba el ganar la guerra, sino perderla como cada una, una a

una todas las batallas de la vida. Cuántas amargas lágrimas derrama comprobar que al final de tu vida, cuando ya no tienes ni el único oro verdadero del mundo: tiempo, ese que nos roban esclavizándonos todos los poderes criminales a los que nacimos con el yugo puesto, por ellos colocado, y a los pies la pira del sacrificio, tumba abierta; cuántas lágrimas amargas derrama comprobar que has vuelto a tirar otros tres años de tu preciosa e inútilmente sacrificada vida... Aquí, ahora, en internet, los blogs (QUE NADIE OS ENGAÑE CON QUE LOS MISMOS PUEDAN SER PUERTA ABIERTA NINGUNA A COMUNICACIÓN NINGUNA, A JUSTICIA NINGUNA) y mis trece o doce o catorce creados.... Ya perdí hasta la cuenta. Como he perdido mi tiempo, lo escaso que me quedaba de mi vida.
Perdóname Alejandra: En lugar de transmitir tu milagro, lo que he hecho ha sido sepultarlo a la altura o sea lo hondo de mi sepultura, ese lugar hondo, el más, al que tú declaraste ir a la hora de tu suicidioasesinato.

Y con ese abrazo me sepultas

la muerte que será el único lugar de descanso de dicha de justicia que conoceré