La teoría de la Relatividad, la especial y su consecuente o gravitatoria, no sólo es el mayor error de la carrera de Einstein sino de toda la Física,

físicos todos. No puede ser cierta si la mecánica cuántica lo es, si incluso es cierto ese observar la expansión del Universo y ver que la velocidad de la luz no es el árbitro de todas las elegancias o matemáticas-físicas modernas, cuando los macro objetos parecen moverse, en este caso alejarse, a una mayor velocidad.
No es que tengamos dos todos diferentes como los amantes de lo extraño físicos de hoy, más amantes de lo extraño que la mismísima paranormalidad y sus innúmeros representantes, dicen para definir lo acertado de ambas teorías para describir la realidad; naranjas de la china dos todos diferentes a ser descritos por el totalitarismo de ambas concepciones y peor el totalitarismo del mayor error de la carrera de todos los físicos, Física toda.
Se me regurgita la bilis al respecto de la imbecilidad laureada con todos los honores, riquezas, aplausos, de todos los astros de la física, o sea doctores, al visitar una web en la que se cita el mayor error de la carrera del sr. Palacios, físico nuestro del siglo XX, muerto en 1970: enfrentarse a la Relatividad-Einstein. Comento en esa web que ya se demostrará de quiénes era el mayor error.
Einstein como buen y primer astro rutilante en esto de la Física estelar, más estelar hoy día, ¡y sobre todo con aquello de las matemáticas elegantes (cuando si las matemáticas pueden ser algo, simplemente pueden ser imbéciles, como de sobra demostrasen Fermat, el que compuso cagando un teorema que no se ha dilucidado hasta finalizado el siglo XX, el estirado y premio nobel Bertrand Russell, o el amigo savant autista Godel y su Incompletitud)!; Einstein lo que persiguió toda su vida fue dar por culo a Newton, tuviese para ello que dar por culo, en este caso plagiar, o dejarse escribir los cinco artículos que le dieron el nobel por su esposa que harta desgracia tuvo de casarse con él y quedar reducida al retrete histórico ¡cuando la autora de sus triunfos! Y consiguió, gracias a todos su colegas tan estelares, tantos tan miserables e incluso imbéciles como él, dar por culo aunque tan alto, si meaba así el tal, a ese que dijo de sí ir a hombros de gigantes.

Los efectos gravitatorios, esos que se sienten aun traspasando las dimensiones, no debieron sonrojar jamás a Newton para que ningún memo inventase una curvatura en el espacio donde poner a rodar los astros (de todos modos no con más brillantez hizo dios el mundo, en lo tocante a la inteligencia que creó, que la famosa curvatura einsteiniana) tras declarar que la raíz cuadrada de c al cuadrado es la máxima velocidad, aunque todos sepamos que es la luz, y ¿qué va a superar a eso? También dijo Kepler: áreas iguales en tiempos iguales y propuso lo de la sesquialtera proporción... tan aúrea, mucho más o tan que la de idéntico nombre. Masa y electromagnetismo ahí sí que hay una aúrea proporción.
Había escrito aquí, este papel que cojo entre los dedos con mi taquigrafía cuasi ilegible: Y eso es la inercia: Toda materia siente a toda la demás materia de forma instantánea... Y eso es el Universo y su famosa expansión, otro efecto óptico más como los ensueños de la razón crean monstruos o sea los experimentos mentales que tanto le gustaban a Einstein practicar.
Toda materia siente a toda materia de forma instantánea, que no es que estaría de acuerdo, es que propuso Mach, ¡es que propuso ya Galileo! y no debió abochornar a Newton el que la masa exhibiese esa capacidad... Ese saber la masa desde las profundidades del Cosmos dónde está toda la demás utilizando ese atajo que dicen de traspasar dimensiones. Atajo que les viene de lo más alfombra mágica para barrer bajo ella el mayor error de la carrera de todos los físicos llamado petarda Relatividad. Pues ¿Hay o no hay ahí algo que supera a la tan afamada c velocidad? ¡y sin necesidad de moverse de la habitación propia como cuando nos visitan los muertos: de tan lejos vienen, que el Cosmos sí es entonces finito en comparación con la infinitud desde la que alienta el espíritu, Aquí... Y sin embargo tan lejos.