"La rebelión es mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos" Alejandra Pizarnik-en esta vida

"Solo veo rosas" Alejandra Pizarnik-más allá de esta vida-

Solo soy pura rebelión, vino a decir... aunque no sola estás

Vos no está sola. Y esta rebelión se hará. Y no desde la soledad. No desde cuatro gatos somos y por eso nos pisotean. ¡Una ola de Rebelión vendrá que tambaleará los cimientos podridos de estas sociedades!






martes, noviembre 11, 2008

Hablemos de enfermedades en lesbianas, no otras distintas que aquejaron a todas las víctimas de genocidio: Ser apresados por la infame prepotencia de

los que en el momento que sea les exceden en número y por supuesto en armas, poder.

Hablemos de esa impotencia que "aquejó" a cuantos fueron quemados vivos, despedazados, y otras formas peores de torturas, psicológicas y físicas, no dejemos aparte los genocidios psicológicos ni las torturas de esa índole; impotencia por la cual tuvieron que ver su propia muerte acercándoseles en medio de la más infame circunstancia de inanición suciedad y miseria, viendo como su propia carne desaparecía, hasta hacerles a ellos desaparecer, de encima de sus propios huesos para contemplar con horror, pues todavía con vida, cómo se transformaban en sus propios esqueletos, ahí arrojados en un montón de mierda, que eso era la circunstancia con la que les regalaron; impotencia que les hizo padecer el ser quemados vivos, troceados lo mismo, tanto psicológica como físicamente. Jamás olvidemos, vuelvo a repetir, las torturas psicológicas: las peores por más sutiles, las peores, pues único origen de las otras. Quienes torturan impunemente socialmente psicológicamente a otro u otros, se sienten espoleados a continuar, ya en la carne, con lo mismo que sobre los espíritus.

Hablemos, pues me lo ha recordado los documentos que acabo de introducir en mi diario "Denuncia" . Y ahora ampliaré o desglosaré de esa impotencia las "enfermedades", más, sí más, que pudieron "aquejar" a lesbianas y víctimas del resto de los genocidios planetarios:
...Y me temo que es lo mismo, o recalcarnos en la impotencia: Carecer de dinero.
Dinero con el que comprar a sus verdugos, o comprar a otros que a sus verdugos aplastasen.
Dinero que como vemos por la extensa biografía de la lesbiana Natalie Barney realizada por Suzanne Rodríguez, te pudo permitir el serlo de lo más libremente, si gratificantemente debiéramos preguntárselo al espíritu de la tal Natalie Barney, de lo más libremente en el París del siglo antepasado.
Dinero que no salvó a Wilde, pues los condes o lores con los que entró en conflicto en la Inglaterra victoriana tenían más.
Dinero: Carecer de las armas suficientes para entrar con alguna equiparación en lid con los que buscan tu perdición, la anulación de tu espíritu, tu vida. Dinero para comprar leyes, si hiciera falta, jueces, si lo mismo, policía que se tomase interés alguno por la prosperidad de tus denuncias a cambio de la prebenda complementaria o entregada con anticipación. Dinero para agenciarte pistolas, sobre todo en los países en los cuales el portar cualquier clase de defensa los individuos está prohibido, dado que se debe disponer de nuestro cuello en todo momento para que lo cercenen, o bien los poderes establecidos, o las mafias que esos mismos poderes establecen para garantizarse la continuidad del cargo invocando aquello de la defensa ciudadana, o la inseguridad lo mismo (y cada vez que eres víctima de un crimen, bien puedes comprobar la clase de defensa que obtienes, o el tipo de seguridad...ciudadana) que ellos son los primeros en trasgredir, defensa, que ellos, cargos públicos, son los primeros fautores de nuestra inseguridad, pues borregos de cuello o lengua cortada nos quieren, explotados sin opción a rechistar a más sindicatos vendidos, o también ellos fautores de la misma clase de "defensa ciudadana" defensa del trabajador. Un carguito público más alimentado con el dinero que te roban, dinero que menoscaba tu potencia, pues si te lo roban o permites lo mismo.

Bien, pues ya hemos visto el tipo de "enfermedades" que pueden "aquejar" a las lesbianas. Se resumen en una al igual que en todas las víctimas de genocidios: Impotencia, ausencia de poder y/o dinero.

Otra cosa sería si tuviésemos que relatar las enfermedades, éstas sí verdaderas pues no entrecomillo, que aquejan, igualmente aquí sí aquejan, a los heterosexuales benditos. Ellos, toda la sarna, todos los sidas, físicos y psicológicos que a la humanidad convierten en el guiñapo impresentable que es.

Grupo poético de Sombra & Sombra Dentro de mí con ella que es yo