Hagamos esta entrada con un comentario de buen tono al sr. Tena, no todo irían a ser palabras desagradables, se las merezca o no (Clic al titulamen)

"gánale con tu sueño al sueño de tu vida" , dice él

Y es algo físico y neurológico, como se descubrirá. Si los sueños de adolescente antes de morir se cumplen (No soy exacta cuando digo que nos, o me, entierran con todos nuestros sueños por cumplir. Se me cumplieron dos de aquellos cinco sueños durante toda la trayectoria de mi vida presentes siempre en primer plano... y jamás los supe convertir en libro de esos que se publican y peso que te quitas de encima; todo fue intentarlo sin pasar de ahí) Ahora le tocaría a aquel en el que de Jesucristo se decía que él había llegado a ser quien era, pues su YO estaba situado en el crepúsculo, esa raya entre la vigilia el sueño, ese estado mental, químico, de tan corta duración... que tantas veces se apaga ni comenzado. Y entonces sería lo que tú dices ahí: "lo suyo es ensoñarse con tanta fuerza que ya la vida no sea otra cosa que ensueño". Pero ¿basta para ello la propia fuerza, o sería imprescindible el empujoncito dado desde la química que algunos, no digamos del personaje del que se hablaba en mi sueño de adolescente, más que otros llevan programado en sus genes?

Para ser honrada, yo que lo pretendo, estas son las palabras que me han inspirado las tuyas; sería cobarde callarlas por mantener el tipo de polemista enfrentada a tu persona nada más que por lo que ya sabemos.

¿Veré cumplirse también este sueño de adolescente? ¿Habremos llegado a ser como él: nuestra alma, yo, mente, situada en el crepúsculo algo tan amado por Alejandra Pizarnik, por toda la auténtica Poesía? Ahí donde se habrán acabado los enfrentamientos.

Buenos deseos crepusculares. "Ahora me sumerjo en la prealba de tu espíritu", que decía el investigador paracientífico mejicano significaban las últimas palabras de Jesucristo (la última palabra para amar es amor, éstas son también de mis sueños) en quechua, pues en esa lengua tenían significación al igual que en el arameo, donde decían: "¡Elí, Elí!, ¿por qué me has abandonado?" "Elí Elí ¿lamá sabajthaní?", palabras con la justa correspondencia en quechua arriba mencionada. No sé quechua, pero no tengo por qué dudar de alguien que sí.

..que tantas veces se apaga ni comenzado. Saber mantener esa vela. Ese sería el secreto. Y más que la fuerza, la paz que tú tanto mencionas (será de conocerla) sería su indicador.. O mantener esa paz con fuerza. No olvidemos la exacta definición de Alejandra para la Poesía el Crepúsculo, el Amor: "Despertar las Fuerzas Visionarias que conducir con aplomo extraordinario". ¿Y ganará siempre la muerte la partida a ese excelso propósito?