de talar de la lengua que juzga puesta sobre la materia madera podrida o seca como el viento que tumba para sanar el bosque; dios nos libre de esa intransigencia. ¡Qué digo Dios dra. Thiering! Nos libren de los Stepehn King que nos recuerdan el hacha inmisericorde que puede llegar a ser la escritura demasiado tiempo aislada en sí misma. Esto es, nos libren a todos de que una palabra, cualquier palabra, quizá injustificadamente (o justificadamente sólo por las leyes del mercado) llegue a ser machacona protagonista aislando o marginando a la que antes decíamos hasta convertirla en hacha.
¡Juro que no hay filo más certero! ¿O jurar es de carreteros como me recordaba mi abuela?
Juro, luego existo: Hago lo que está en mis genes, o en mis memes, o en la memoria colectiva, o en la propia memoria, esa que a cada paso quieren continuar negándonos, ninguneándonos, diciéndonos: -Toda hacha es impura.
¿O fue el látigo? Bien nos lo podrías aclarar compañero del alma compañero http://ultimapalabra-par-a-mar.blogspot.com/
De todas las maneras, qué música tan bien conjugada con el paisaje esta con la que arranca la película "El resplandor". Héctor Berlioz y Stanley Kubrick