Se escribe como se habla, se escribe como se es el alma

Esta frase mía, tan verso, escrita por vez primera en "I see only roses" o en "Solo veo rosas"... que me recuerdan otros que, remedando al "eres lo que comes", dicen "eres lo que escribes". Y si no, si yo no recordase lo bueno mío, yo que tengo tan poca memoria o ego como para estarme continuamente repitiendo en mis palabras más gloria de la literatura castellana que tanta otra que por ahí circula de lo mismo, ¿quién lo haría aparte de los muertos, Alejandra Pizarnik, mi hermana?, me basta con su lectura, me basta que ante ellas esté mi alma desnuda. Desnuda en todo cuanto bueno y malo, por ejemplo mi poca facilidad para el perdón... Sobre todo si a gentuza, como dije. Hay seres y actos que jamás serán perdonados, por mucho que a las conveniencias de todas las religiones miserables y las miserables culturas, convenga el que así sea, el perdón, el olvido, las leyes de punto final rampantes con los derechos de las víctimas privilegiando con ello una vez más a sus verdugos.

Se escribe como se es el alma. Y por ello, mi palabra, puede deducirse que no soy persona de fácil perdón. ¡Y menos aún, a los que después de cometidas sus faltas, no sólo no se disculpan, no tienen esa grandeza de alma (pues lo suyo es la pequeñez en todos los aspectos, no sólo del alma, sino de la vida) sino que encima pretenden hacer pasar por loc@ al que les acusa con sobrada razón! Por loc@ o aislad@, que al fin es lo mismo, ya que no hay verdá más grande que aquella que dice que donde el cadáver o la muerte, o la idiotez colectiva, allí se arremolinan los buitres... esperando su tajada, esperando que de acompañar al famoso o famosillo agresor, algo, alguna ventaja les caiga. Otra verdá que el colega Cervantes escribiría a continuación, gran refranero: "el que a mal (permítanme que corrija en esta palabra el dicho) árbol se arrima, buena sombra le cobija"; sólo el mal produce sombra, estarán de acuerdo.
Donde el cadáver, allí los buitres; donde el árbol caído, que resulta de lo más gratuita y gratificante la leña que sacamos de ese majestuoso árbol u olmo arrastrado, no por la corriente del Duero machadiana, sino por la corriente del cieno, más corriente aún.

Y subo aquí la imagen de este castillo, Montségur, donde fueron masacrados los últimos cátaros, alguna de aquellas mujeres quemadas seguramente la Gran Dama o la Gran Jefe de esa Religión aniquilada por la ciénaga del papismo, catolicismo, y el gran buitre de entonces, rey de la Francia del norte, lo que era Francia únicamente, para repartirse las riquezas materiales de aquell@s buen@s mujeres y hombres que al ser muchísimo más justas las sociedades en las que vivían, también era mayor su prosperidad comparada con la de las tierras, Papado, Francia, de donde provenían los genocidas.

Se escribe como se habla se escribe como se es el alma. Que no por mentar a Jesucristo y su supuesta palabra, a saber lo que dijo, no por hacer citas de santones o de "grandes" (a saber también cuál es y cómo su "grandeza") de las artes o la historia en general, eres mejor de lo que apareces escribiendo; ¡que ni siquiera no por haber recibido los más altos laureles concedidos, casi siempre a plumíferos de toda laya, en el campo de las letras, eres mejor de lo que eres... o escribes! Y ahí se verá tu alma... Luego vengan con aquello refutado por mí de que los buenos sentimientos no escriben la mejor literatura. De un malo, mierda, dije yo también: Ningún mal sentimiento, mala alma, de las malas personas (capaces de cometer las mayores atrocidades, pues si capaces son de cometer una sola, una sola injusticia, un atropello solo) ha escrito jamás línea que merezca más que los exiguos años de vida que la gente sin escrúpulos que se le parecen, le darán.