En primer lugar ¿para qué queremos "interpretación de Copenhague", o cualquier otra, de física cuántica alguna cuando de los hechos se trata?

Hechos que no vendrá a cambiar, y menos desde la tumba cuando no pudo ni en vida, Einstein ninguno.

¿Es relevante decir "un único electrón parece como si fuesen muchos, parece estar dotado del don de la ubicuidad", o nos importa comprobar que así suceda por fenómenos tales como la superconductividad que traigan ciertas ventajas a nuestras vidas, aplicación del conocimiento que es de lo que se trata? Y que así suceda y no porque vengan otros (TODOS ELLOS DOTADOS CON EL PREMIO NOBEL) también a INTERPRETAR, que es que discurren a pares, forman parejitas, y a esa pareja la llamamos ya bosón, no el fermión que antes eran ambos electrones por separado.

En parejas o en solitario, pero dentro de una comunidad bien avenida, colaboran para DEMOSTRARNOS QUE OTROS ESTADOS DE LA MATERIA TAMBIÉN SON POSIBLES y que la vida para nada tiene que considerarse deudora de los estados sólidos líquidos y gaseosos que conocemos como más normales, que un sólido puede ser a la vez un líquido... incluso un gaseoso y además comportarse, y no por lo fríamente o lo ardorosamente, con una aterradora NATURALIDAD en la que ya no existen fricciones, esos obstáculos puestos en el camino de todo, no sólo partículas, sino nosotros mismos, entes tan "friccionados", y no digamos si psicológica socialmente, cuando la vida no nos respeta y ella misma nos machaca desde su comportamiento bruto de no saber dónde va.

Estoy pensando en el líquido maravilloso que descubrieron en el Brookhaven Laboratorio de New York investigando en su acelerador: ESE ESTADO LÍQUIDO DE TODO QUE HUBO AL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS, o del big-bang que ellos dicen, COMO SI LA BIBLIA MISMA NOS HABLASE: "Y Dios separó las aguas de arriba de las de abajo". Y lo que hizo, si es que hizo algo, ya sería despedazar ese líquido sin fricciones descubierto por el Brookhaven. Bien es verdad que el "líquido" de ellos, a un billón de grados (¡O a cien mil millones de grados! Que los billones de estos anglos ya sabemos que no son los billones nuestros. Y así es como estrellaron los BI, y esta vez si BI-llones de dólares de las costosísimas naves a Marte, por no contar como los demás cuentan, por creerse una excepción, siempre a mejor, de todos nosotros, el resto de los imbéciles del planeta Tierra que contamos de modo distinto a como ellos cuentan. Y tanto con números, como con palabras. Y TAN QUE DE MODO DISTINTO CON PALABRAS CONTAMOS, COMO CON NÚMEROS, pues seguramente el resto del planeta, incluidos los propios anglos, no así nuestro pelotón de los torpes: políticos y altas finanzas, sí o no militares, tanto de ellos como nuestros, PENSAMOS QUE EL MUNDO NO ES UNA COLABORACIÓN QUE HA DE LLEVAR A CABO EL SECTOR DEL CAPITAL EN REPRESENTACIÓN DE TODOS LOS IMBÉCILES A LOS QUE DESPLUMA, SINO UNA SOCIALISTA COLABORACIÓN EN LA QUE ENTRAREMOS TODOS O SE ROMPERÁ LA BARAJA. JAMÁS MEJOR APLICADA LA FRASE DEL SOCIALISTA, QUE A LOS BÁSICOS NIVELES DE LOS QUE PARTE LA EXISTENCIA DE TODO) ; aunque por el helio superenfriado, sabemos que las altas temperaturas y las muy bajas... tienen tanto en común: LAS DOS SE COMPORTAN COMO LÍQUIDO SIN FRICCIONES, tanto el gas helio como las mínimas partículas puestas en primigenios hornos de pequeños espacios grandes energías.

¿Enseñanza que yo saco de ello? : QUE LA TEMPERATURA ES UN FACTOR SECUNDARIO QUE HEMOS DE APRENDER A COLOCAR EN SU EXACTO LUGAR, TAL QUE HACEN NUESTROS AMIGOS QUE INVESTIGAN LA SUPERCONDUCTIVIDAD A TODA TEMPERATURA. Ya lo hagamos como ellos: REDISEÑANDO LOS MATERIALES (añadiendo unas gotas de átomos que no existían en el mar de otros átomos que forman el material que sea) O DESCUBRIENDO EL BOCHORNOSO --bochornoso por no haber sabido descubrirlo-- SECRETO QUE GUARDA LA TERMODINÁMICA. Y entonces sí podríamos hablar con propiedad de conservación de la energía y de entropías. Y de entropías, mientras el "demonio de Maxwell" no viniese a decirnos que "¿para qué las queremos?". Algo así como lo que exclamase aquel físico ante el descubrimiento del muon (ese estado electrónico a más energía) : "Y ¿quién llamó a éste?". Lo cierto es que ahora estamos en disposición de contestar al físico: Vosotros lo llamasteis, el ensueño de la razón produce monstruos, o el ensueño de las altas energías que ¿para qué las queremos si todo lo embrollan y no responden a nada básico? Nos dicen, eso sí, que, al parecer, tienen tanto en común las muy altas como las muy bajas temperaturas.