Sr. Javier Nart otra vez vuelve usté a decepcionarme. Una persona de su inteligencia y capacidad de expresión no debe codearse con ciertos tertulianos

con los que se le viene últimamente relacionando para desprestigio de su capacidad.

Las charlas políticas que la Aguirre mediatiza en su cadena privada que dicen es la televisión de todos los madrileños (Qué madrileños calzonazos, bragazas -bragas y calzones pingajos si para esto quedaron- En esto quedó el "No pasarán". En un Madrid ocupado por el fascismo que obtuvo su poder en las últimas elecciones a golpes de mano en las urnas --Si se examinaran o controlasen con honradez por los otros partidos lo que ocurre en las urnas en las elecciones, aquí en Madrid, ¡sí que nos íbamos a hartar de corrupciones!-- e incluso mediante GOLPE, no incruento, no militar, pero al fin y al cabo GOLPE DE ESTADO, aquí en la Comunidad de Madrid, como de todos nosotros es conocido por aquel bochornoso sarao de transfuguismo en el 2003)
Charlas, esta última, martes 27 de octubre, en la que un lúcido sr. Nart le lanza esta pregunta al político, cómo no, del PP allí presente: ¿Por qué no son los partidos políticos los que llevan a sus corruptos ante los jueces, por qué sucede siempre al revés, que sean los jueces los que digan a los partidos políticos de esas corrupciones?

Pero se queda de lo más corto el amigo Nart, que, para colmo, acababa de hacer esta aseveración que ni él mismo se la cree, que nadie medianamente honrado puede creerse: "Hay tantos políticos honrados"; o "casi todos los políticos son honrados". ¿Sólo con las excepciones para mal dentro del mundo político se llena el capítulo extensísimo de las corrupciones que no ha terminado de suceder una, ni tiempo a enterarnos nos da de la trama los implicados, cuando ya ocurre otra que viene inmediatamente a taparla y así procurar con más eficacia la impunidad? ¡Y si además todo lo destapado, que es tanto, ni tiempo a enterarnos nos da, es simplemente la punta del iceberg de todo lo que se oculta, de toda la suciedad, tramas indecentes, de las que jamás llegaremos ni a enterarnos!